En la actualidad,
pensar que nuestra empresa, asociación, grupo o club no necesita de una página
web para subsistir es un error enorme. Yo diría que no es sólo conveniente y
útil: es imprescindible.
Los costes iniciales
para el alojamiento y creación de una página web son mínimos. No hace falta ser
informático ni diseñador gráfico para crear un sitio en internet decente y
sencillo. Cualquiera que tenga ganas y tiempo puede hacerlo. Y si no, la copiamos,
que hay gente que se le da bien este arte.
Pero con crear la
página no basta. Un sitio web que no se actualice, que no sea dinámico y que no
dé al usuario que lo visita lo que demanda, está condenado a desaparecer en
poco tiempo. Ahí radica el valor verdadero de una página web: en su dinamismo y
en la dedicación que se le otorgue.
Nuestra página web
carnavalcolombino.com ha dejado de ser
"dirigida" por Blas Miguel porque es costosa de mantener. Sin
negociaciones, sin reuniones, unilateralmente y de un plumazo, de la noche a la
mañana se le derogan todos los privilegios como administrador. Porque es cara.
El que le escribe,
por suerte o por desgracia, sabe el trabajo que cuesta mantener actualizada una
página web, un blog o un portal de contenidos. Pero no sólo es el trabajo de
publicar, que ya lo tiene. A esto hay que añadir una cosa que no está pagada con
nada: saber de lo que se publica. Y Blas Miguel sabe y entiende de lo que
publica. Pero también hay que plasmar en
unas letras toda esa experiencia y sabiduría para llegar al usuario que entra en la página a
leer sus publicaciones.
Si la nueva FOPAC se
plantea usar la página web oficial del carnaval Colombino única y
exclusivamente para dar comunicados, está en un grave error. Para eso hay ya
espacios en la red que lo hacen, y además, más rápido. Las filtraciones de
información siempre existirán, no lo olvidemos.
Por otra parte,
estoy acostumbrado a estos recortes "tecnológicos" porque trabajo en
el mundo de los Sistemas de Información desde hace mucho tiempo. Es típico de
los dirigentes torpes, porque lo consideran un gasto, cuando en realidad es una
inversión. O puede que haya algo más detrás de estos recortes.
Nos quedamos sin
Blas Miguel, pero seguro que seguiremos viendo a los típicos enchufados y
sanguijuelas del carnaval, políticos incluidos, suplicando a la FOPAC un abono
o entradas a cambio de no sé que favores. Seguiremos pagando cervezas, bocatas
y refrescos durante las tres semanas y pico que dura el concurso a los
familiares de jurados, allegados y conocidos de la FOPAC y colando a todo aquel
politiquillo que quiera entrar por la cara, pero que luego no paga las
subvenciones. Por no decir la cantidad de entradas que se "escapan"
de la contabilidad, es decir, que se regalan. Eso sí, es más importante
prescindir de alguien que siempre está dispuesto para lo que le pidan. ¿Un
defecto? Es independiente en sus comentarios. Tan independiente que publicó en
su blog particular el enlace del banco de fotografías de Internet del cual se
nutrió Antonio Hierro, actual presidente de la FOPAC, para
"inspirarse" en lo que todos ya sabemos del cartel del año pasado. ¡Qué casualidad!
Mal empezamos.