domingo, 20 de enero de 2013

La Charanga de los amigos


Aprovechando que el amigo carnavalero Blas Miguel ha hecho mención en su blog a La Charanga de los amigos, vuelvo a publicar el artículo que escribí hace unos años para recordar, a unos, e ilustrar, a otros, con un ejemplo de lo que debería ser y desgraciadamente no lo es.

(Charanga de Los Amigos -1989, hace 24 carnavales)

De bien nacido es ser agradecido. Y este es el motivo por el que escribo esta entrada en mi blog. El agradecimiento a mis padres, que fueron los verdaderos artífices de que me encuentre inmerso desde hace veintisiete años en el mundo de la máscara, de la farsa, de Don Carnal y Doña Cuaresma.

Mis padres fueron grandes protagonistas en esta fiesta gracias a La Charanga de los Amigos. Seguramente los viejos carnavaleros del lugar los recuerdan. Eran una asociación de amigos, de auténticos amantes de esta fiesta en su estado puro, más que una peña de carnaval. Ellos enarbolaban la bandera de Febrero en carnaval, animaban a todo aquel que se pusiera un disfraz y entonara su compás de tres por cuatro, bien en la calle, bien en las tablas del Teatro. Tendían la mano a todo carnavalero de pro y estaban exentos de toda polémica porque tenían lo que ahora falta en nuestro carnaval: espíritu de equipo. Su equipo lo componían todas, absolutamente todas las agrupaciones, a las que animaban con sus bombos, platillos y palmas allá por donde fueran. Y su premio era la expresión en la cara de todo aquel que se sentía arropado por sus vitores. Señores, eso sí que era carnaval. Daban todo sin recibir nada a cambio, sólo sonrisas; y con esto se conformaban.

Participaban en todos los actos de la calle y del teatro. No faltaban un sólo día al concurso de agrupaciones y no había acontecimiento oficial y no oficial donde no se oyeran sus bombos o a Victoria gritando "¡Qué bonito , hijo!". Cualquier copla en cualquier esquina lo recibían como auténtico regalo de Febrero. Era un ambiente sano, sin envidias y sin rivalidades. Todos eran la Charanga y la Charanga era de todos.

Desde aquí apelo a todos los carnavaleros a recuperar ese espíritu, a formar esa Charanga de los Amigos gigantesca que englobe a todos los pueblos de Huelva y de fuera de Huelva para hacer un carnaval sin envidias, sin rencores y que nos haga sentir verdaderamente el carnaval de Huelva como lo que debería ser: una fiesta.

PD: Gracias a Manolo "Avilés" y María (Maruja) , mis padres, por haber tenido siempre ese espíritu aventurero y de buena onda en estas fiestas, y por supuesto, a Antonio Enamorado y Paqui, Paco Morales (Entrenador) y Belli, Antonio "el zapatero" y Manoli, a Antonio y su mujer y a Alfonso y Victoria por todo lo que nos dieron en aquellos años.