Mi querido blog:
Te escribo a ti porque eres el que me inspiras, el único que me entiende, el sitio donde derramo mis inquietudes, mis frustraciones y mis plegarias.
Vivo en una continua incertidumbre, a veces sí, a veces no, a veces tal vez. Es como estar subido en una montaña rusa de sentimientos, dependiendo de mi estado de ánimo y, a ratos, de con quien hable. Tener que elegir entre la cordura o la pasión, entre lo sensato o lo temerario, entre el diálogo o la batalla......
Ya sé que no puedes darme consejos, pero eres el paño de lágrimas donde siempre me apoyo. Tan pasivo, siempre esperando y siempre te encuentro. Y sabes que un día, tarde o temprano, todo acabará. Pero te da igual. Dependes tanto de mí que tu resignación llega a un nivel de sumisión total. Tengo poder sobre ti y eso me hace pensar que soy fuerte. Nada más lejos de la realidad.
¿Sabes? Como sigues ahí callado, mirándome como ausente, te voy a decir cual es mi elección: un Ribera del Duero, acompañado de un libro y la tranquilidad del hogar. Puede que en la pasividad con la que enfrentas tu existencia esté la respuesta.
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